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La Era Mesozoica: La Edad Dorada de los Dinosaurios
La Era Mesozoica, también conocida como la «Era de los Dinosaurios», abarca un período fascinante en la historia de nuestro planeta, extendiéndose desde hace aprox. 252 M.A. hasta hace unos 66 M.A. A pesar de su sobrenombre, los dinosaurios no aparecieron hasta la ultima parte del mismo.
Durante esta era los parajes verdes en los que vivieron estaban compuestos de varios tipos de supervivientes de la gran extinción del Pérmico. Tales como equisetos, licopodios, cicadales similares a palmeras o helechos de varias formas. Aunque debido al reciente supercatalismo y a las vastas distancias de Pangéa a la cercanía de las costas, la gran mayoría de los paisajes estaban dominados por inmensas zonas desérticas.
Diferentes periodos
Dividida en tres períodos distintos: el Triásico, el Jurásico y el Cretácico, cada uno con sus propias características y criaturas únicas, la Mesozoica nos transporta a un mundo lleno de maravillas prehistóricas:
Triásico: El fascinante período donde nace el mundo de los dinosaurios
El Triásico, que abarca desde hace unos 252 hasta 201 M.A. y marca el inicio de la Era Mesozoica. Durante esta época, el clima era generalmente cálido y seco, con vastas extensiones de tierra y océanos poco profundos. Los continentes estaban agrupados en un único supercontinente llamado Pangéa. En este entorno, surgieron las primeras formas de vida complejas, incluidos los primeros dinosaurios, mamíferos, reptiles marinos y plantas de helechos al principio y coníferas más adelante mayoritariamente.
Clima y Duración del Triásico: Una Tierra en Transformación
Durante el Triásico, el clima era variable, desde cálido y árido hasta húmedo y templado. Este período se extiende por cerca de 51 millones de años, abarcando un espectro climático que influyó en la evolución de la vida en la Tierra. Los continentes comenzaron a separarse de Pangea, el supercontinente primigenio, dando lugar a la formación de nuevos paisajes y hábitats.
Pisos geológicos
El Triásico se divide en tres pisos distintos: el Inferior, el Medio y el Superior, cada uno con sus propias características y criaturas únicas. En el Triásico Inferior, predominaban los anfibios primitivos, los reptiles y reptiles mamiferoides supervivientes del gran cataclismo pérmico-triásico. Mientras que en el Triásico Medio, los primeros dinosaurios comenzaron a emerger, junto con los primeros mamíferos y los arcosaurios. El Triásico Superior presenció la expansión y diversificación de los dinosaurios, así como la aparición de los primeros pterosaurios y mamíferos placentarios.
Formas de vida y vegetación: Un mundo en evolución
Durante el Triásico, la vida en la Tierra experimentó una transformación sin precedentes. Los bosques de helechos y coníferas dominaban los paisajes y abundaban los ginkgos, los equisetos, cicadales y musgos, proporcionando el hábitat perfecto para una variedad de animales terrestres y acuáticos. Los reptiles marinos como los ictiosaurios, los notosaurios y los placodontes prosperaban en los océanos, mientras que los cocodrilos y tortugas alcanzaban su apogeo y emergían en los entornos costeros.
El legado del Triásico: El amanecer de los dinosaurios
El período Triásico dejó un legado perdurable que reverberaría a través de las eras. Marcó el surgimiento de los dinosaurios, los soberanos indiscutibles de la Era Mesozoica, que dominarían la Tierra durante millones de años. Su ascenso marca el comienzo de una nueva era en la historia de nuestro planeta, una era marcada por la grandeza y la majestuosidad de estos monstruos prehistóricos.
Este período es un testamento del poder de la evolución y la perseverancia resiliente de los ecosistemas de la Tierra, toda una demostración de la tozudez de la vida en el planeta tras la mayor extinción registrada.
Jurásico. El Reinado de los Dinosaurios
El período Jurásico, una época de esplendor y majestuosidad, que se desarrolló entre hace aprox. 201 y 145 M.A. se caracterizó por un clima más cálido y húmedo en comparación con el Triásico. En este emocionante capítulo de la historia de la Tierra, los dinosaurios reinaron supremos y los paisajes se transformaron en escenarios de una vida prehistórica vibrante y diversa.
Los continentes comenzaron a separarse, formando una configuración geográfica más similar a la actual. Los dinosaurios alcanzaron su máximo esplendor durante este tiempo, dominando la tierra, el aire y el mar. Junto con ellos, aparecieron los primeros mamíferos placentarios y las aves primitivas. Los bosques de helechos y coníferas cubrían gran parte de la tierra.
Clima y duración del Jurásico: Un mundo en equilibrio
Durante el Jurásico, el clima era cálido y húmedo, comparado con el actual, con vastas extensiones de selvas tropicales y pantanos fértiles. Este período abarcó aprox. 56 M.A. testigo de cambios graduales en los paisajes terrestres y marinos.
La temperatura media era de 16.5º C, un poco más fresca que en el triásico. Ya que la división de Pangea en dos continentes; Laurasia al norte y Gondwana al sur, produjo un mar interior de aguas someras, el Mar de Tetis, lo cual ocasionó que más zonas costeras emergieran. Dándoles así un clima más benigno y con más precipitaciones.
A pesar de que el periodo triásico termino con un gran cataclismo, que si bien no fue tan catastrófico como el anterior, acabo con la mitad de las especies vivas, sus efectos en el medioambiente no duró mucho, y la vida volvió a florecer. Dando lugar a una de las mayores proliferaciones de vida jamás conocidas.
Pisos geológicos
El Jurásico se divide en tres pisos principales: el Jurásico Inferior, Medio y Superior, cada uno con su propia identidad geológica y biológica.
- En el Jurásico Inferior, los dinosaurios comenzaron a diversificarse. Con antiguas especies en evolución como los celofísidos, tales como el dilophosaurus y otros terópodos.
Además de los primeros prosaurópodos y saurópodos primitivos y las incipientes especies de los pequeños ornitópodos y los acorazados primitivos dominando los paisajes.
- En el Jurásico Medio, siguieron proliferando estas bestias colosales por todo el planeta. Aquí surgieron los primeros tireóforos, que se convertirían en los estegosáuridos más adelante.
Además los saurópodos se empezaron a mostrar como los icónicos gigantes que conocemos, así como el colosal mamenchisaurus y otros cetiosaurus. En consecuencia aparecieron cada vez mayores depredadores, como los megalosaurus, carnosaurios y teropodos variados.
- Mientras que el Jurásico Superior vio la aparición de las primeras aves y dinosaurios-aves, como el archaeopteryx, considerado el primer ave(o al menos el eslabón entre ave y dinosaurio).
Además de la mayor explosión de tamaño con los gigantescos braquiosauridos y camarasauridos (los más altos), o los diplodocidos (los más largos). Consecuentemente proliferaron enormes teropodos carnívoros como el torvosaurus o el allosaurus, aunque también hubo hueco para los pequeños como el compsognathus.
Sin olvidarnos de los icónicos estegosáuridos dinosaurios armados y acorazados, al igual que los primeros ancestros de anquilosauridos y ceratopsios.
Vida y vegetación: Un mundo de maravillas prehistóricas
Durante el Jurásico, los cielos y los mares estaban poblados por una variedad de criaturas asombrosas.
Cielos jurásicos
Los cielos estaban dominados por los pterosaurios o reptiles voladores. Coexistieron dos tipos; los ranforrincoides, pequeños pterosaurios de cola larga(los más abundantes y diversos), que reinaron desde el jurásico inferior. Y los pterodactiloides, pterosaurios de cola corta y un poco más grandes, de alas más anchas y de mejor maniobrabilidad, lo que los hizo dominar los cielos en el jurásico superior. También estaban los dinosaurios-ave como el anchiornis (capaz de planear) o el archaeopteryx, ambos de alas más grandes que otros de su especie. De este último se dice que, aunque no muy bien, podía volar, y en quien muchos ven al primer ave o al menos el eslabón más próximo(esto aún crea controversia).
Océanos jurásicos
Los reptiles marinos como los ictiosaurios, más parecidos a ballenas o anguilas en el Triásico, y que ahora eran más parecidos a delfines que sus ancestros, y los plesiosaurios dominaban los océanos. De estos últimos había dos tipos bien definidos: plesiosauroides de cuello largo y cabeza pequeña; y pliosauroides de cuello corto y cabeza grande.
Además de los cocodrilos del jurásico, venidos a menos en comparación con el triásico, más bien adaptados al medio acuático, aun no abandonando tierra del todo.
También supervivientes de eras anteriores como amonites y belemnites poblaban los ricos hábitats de las someras aguas costeras.
En tierra junto a los dinosaurios jurásicos
Mientras que en tierra firme los últimos reptiles mamiferoides y los primeros mamíferos verdaderos, parecidos a pequeñas musarañas y otros roedores caminaban entre los dinosaurios.
A su vez todos caminaban entre helechos y coníferas gigantes, bosques de ginkgos y cicadáceas. Básicamente la vegetación era idéntica al triásico, pero con una exuberancia sin parangón.
El legado del Jurásico: Un mundo cambiante y fascinante
El período Jurásico dejó un legado perdurable en la historia de nuestro planeta. Marcó el apogeo de los dinosaurios y la expansión de la vida en la Tierra, sentando las bases para la evolución continua de la vida en los períodos venideros. Su riqueza biológica y su esplendor geológico continúan inspirando a científicos y entusiastas de los dinosaurios en todo el mundo.
Desde los majestuosos saurópodos hasta los feroces terópodos, este período es un testamento del poder de la evolución y la belleza de la vida en la Tierra.
Cretácico. El Último Acto de los Dinosaurios
El período Cretácico, una etapa verdaderamente fascinante en la historia de nuestro planeta, nos transporta a un tiempo de gigantes y maravillas prehistóricas.
Se extendió desde hace unos 145 M.A. hasta el final de la Era Mesozoica hace aprox. 66 M.A. y fue testigo de un clima cálido y húmedo en general.
Los continentes de Laurasia y Gondwana continuaron separándose, alejando así América de Asia y África, dando lugar a la formación de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, aún conocido este último como Mar de Tetis. Australia y la Antártida quedaron unidos como otro continente al sur, y la India se convirtió en un continente a la deriva.
Durante este período, los dinosaurios continuaron siendo los soberanos indiscutibles de la Tierra, además de coexistir con criaturas como los pterosaurios, los mosasaurios y los pequeños mamíferos que un día no muy lejano heredarían La Tierra.
Sin embargo, cerca del final del Cretácico, se produjo un evento catastrófico, posiblemente un impacto de un asteroide, que desencadenó la extinción masiva de los dinosaurios y el surgimiento de nuevas formas de vida que darían inicio a la siguiente era.
Clima, medioambiente y duración del Cretácico: Un mundo cambiante
En términos generales la climatología fue cálida y suave, de unos 18º C. Se han encontrado palmeras incluso en latitudes altas como Alaska. No obstante a finales del periodo la temperatura media cayo, probablemente debido al acercamiento de las masas continentales a los polos terrestres.
Al principio las aguas someras inundaban gran parte de las masas continentales, debido al alto nivel de los mares. Lo cual desdibujaba los perfiles continentales con respecto a los actuales, pero hacia el final del Cretácico empezaron ya a ser reconocibles.
Durante el Cretácico, el clima experimentó fluctuaciones significativas, debido a la fragmentación de los continentes, desde cálido y húmedo hasta templado y polar. Lo que produjo que plantas y animales aislados en diferentes continentes se especializasen y evolucionasen de forma distinta, diversificando aún más si cabe la especies.
Este período abarcó unos impresionantes 79 millones de años, durante los cuales la Tierra fue testigo de grandes cambios geológicos y biológicos.
Pisos geológicos: La Época Dorada de los dinosaurios
El Cretácico se divide en dos pisos principales: el Cretácico Inferior y el Cretácico Superior, cada uno con su propio conjunto de características y criaturas únicas:
- En el Cretácico Inferior, los dinosaurios dominaban la Tierra, haciendo exhibición de la mayor variedad de especies vista hasta ahora.
Durante esta época las plumas fueron la moda ‘mainstream’ sin lugar a dudas. Y no sólo en la gran variedad de aves cretácicas existentes, sino en todo tipo de terópodos dino-aves. Tales como ; ornitomimosaurios (o dinosaurios avestruz), tericinosáuridos, trodóntidos, deinonicosaurios, coelosaurios, ovirraptorosaurios (considerados por algunos como aves por sus diversos rasgos de ave). Incluso se cree que las plumas se dieron en algunos tiranosáuridos.
También surgieron los espinosáuridos, grandes carnívoros con dientes especializados para la pesca, además de grandes carnosaurios. Y no era de extrañar, pues las presas no paraban de crecer, diplocoideos y braquiosáuridos tardíos, pero aquí aparecieron los sauropodos más colosales los titanosaurios (que podían llegar a los 40 metros).
Además de ceratopsios ancestrales, hipsilofodóntidos e iguanodóntidos (los más numerosos), y sin olvidarnos de los grandes y variados acorazados.
- Mientras que en el Cretácico Superior, los dinosaurios alcanzaron su apogeo con la mayor variedad de ceratopsios y titanosaurios y la explosión de sus depredadores tales como los tiranosáuridos y carnosaurios mas enormes.
Con los dromeosáuridos (descendientes de los deinonicosaurios) seguía el auge de terópodos emplumados. Y también el predominio de iguanodóntidos y sus descendientes más numerosos y variados de esta época los hadrosáuridos, además de la aparición de los paquicefalosaurios.
Formas de vida y vegetación
El Cretácico fue testigo de una asombrosa diversidad de formas de vida que convivieron junto a los dinosaurios en tierra y dominaron los cielos y los mares.
Cielos cretácicos
En las alturas grandes pterosaurios pterodactiloides se diversificaron en función de sus hábitats. Sus cabezas mostraban grandes diferencias para adaptarse a sus formas de alimentación y forma de vida. Y para el Cretácico superior se habían convertido en auténticos monstruos voladores algunos incluso más grandes que una pequeña avioneta.
Aunque fueron los pájaros los que mostraron la mayor diversificación. Ya se asemejaban a las aves modernas, si bien algunos aún mostraban mandíbulas con dientes y colas óseas e incluso dedos al final de las alas.
Océanos cretácicos
En las aguas los ictiosaurios se extinguieron al principio del Cretácico, y su nicho en el ecosistema fue ocupado por los mosasaurios que dominaron el medio por encima del resto junto a los plesiosaurios. También ampliamente extendidos, aunque no tan especializados como los mosasaurios.
Todos ellos convivieron con grandes tiburones, amonites, otros moluscos e invertebrados, además de pequeños lagartos nadadores, junto a cocodrilos y tortugas que poblaban costas y riveras pudiendo así salir fuera del agua.
En tierra junto a los dinosaurios del Cretácico
En tierra, entre toda la explosión de la diversidad de los dinosaurios, pequeños reptiles tipo lagarto y serpientes con pequeños apéndices vestigiales de sus patas traseras. Incluso lagartos diminutos con pequeñas patas atrofiadas que parecen lombrices.
Además de cocodrilos terrestres de talla media, algunos vegetarianos y otros carroñeros e incluso cazadores, en las especies más grandes.
Y por supuesto los pequeños mamíferos, aunque alguno podía llegar a los 50 cm, seguían siendo insignificantes en comparación a otras criaturas y más comparados a los dinosaurios colosales de la era. Aún así se diversificaron y prosperaron alimentándose de semillas e insectos, esperando su momento que pronto les llegaría.
La vida vegetal en el Cretácico experimento una serie de cambios radicales e importantísimos para el medioambiente. Bastante similar al principio ala vegetación jurásica, repleta de selvas densas y extensos bosques más abiertos de enormes coníferas, helechos, ginkgos y cicadales. Pero la aparición de las primeras plantas con flores y las herbáceas más tarde cambiaron el paisaje.
Ginkgos y cicadales fueron siendo cada vez más raros, mientras que herbáceas y archaenthus o flores tempranas similares a las magnolias (antecesoras enanas del tulipero) y nenúfares prosperaban y se extendían.
Además regiones como el centro de Asia formada por desiertos (debido a la gran extensión de terreno lejos del océano) y semidesiertos con vegetación de matorral acabarían por convertirse en las primeras praderas hacia el final del Cretácico.
El Legado del Cretácico: Un Mundo Transformado
El período Cretácico dejó un legado imborrable en la historia de la Tierra. Marcó el apogeo de los dinosaurios y el surgimiento de nuevas formas de vida que darían forma al futuro del planeta. A medida que el Cretácico llegaba a su fin, la Tierra se preparaba para una transición cataclísmica que daría paso a una nueva era en la historia de nuestro mundo.
Desde los majestuosos saurópodos hasta los temibles depredadores, este período es un testamento del poder y la grandeza de la vida prehistórica.

